OPAITO

 Trujillo es uno de los personajes más conocidos, controversial y emblemático de la historia de la República. Esa historia que recoge los principales hechos reales o distorsionados por quienes han tenido el dominio de la información y la herramientas para imponerla, desde la conformación de la sociedad que habita este terruño de isla. Se debe, en mí tosca opinión, a lo siguiente: Trujillo no solo fue ese ser funesto, maldito, depredador, megalomano, que la historia de los interesados o perseguidos cuenta, fue, es, seguirá siendo por mucho tiempo parte de la cultura dominicana, guste o no, por muchas razones.  No vivi la época del "Jefe", mí familia, ni ninguno que haya conocido tuvo intereses encontrados con el, ni con nadie del régimen, vivíamos en una comunidad rural, donde no se escuchaban ni los radios de amplitud modulada. No fuimos afectados ni beneficiarios por la dictadura. Mí familia apenas existía.  Lo que conozco de la era, ha sido por los escritos que nos han perm

La conversación o la comprensión. Erróneamente se ha entendido y se da como verdad casi absoluta, que la conversación es la base del entendimiento. El intercambio de las palabras es la herramienta por excelencia a las acuden los hombres y mujeres que dicen ser “racionales” para salvar las diferencias propias de todas las relaciones humanas. El diálogo, como sostiene Borges, es un invento, que surge del azar y desde donde proviene toda la cultura. La conversación surge cuando un grupo de hombres decidieron algo extraño: intercambiar palabras sin rumbo fijo, aceptar las opiniones del otro, aplazar las certezas, y admitir las dudas.  La dialéctica, es un método antiguo de conversación que traza las pautas para una conversación razonada. Consiste en una regla muy simple. Cuando un hablante hace uso de la palabra el otro debe escuchar y viceversa. Pero más que el agotar los turnos para hacer uso de la palabra, los tres pilares principales de cada conversación son: el aplazamiento de las cer

Deseo que mi universo sean mis ojos, mis oídos y todo lo demás que pueda percibir, por los demás sentidos. Deseo sentir directamente con la piel, sin motivo o razón, sin que sea el sentimiento contaminado, por el necio corazón. Deseo que todo lo que me ocurra sea realmente cierto y auténtico porque ha sido inventado por mí. Y que todo lo demás sean rumores. Opaito.