La estupidez humana 2da Parte

 La estupidez humana 2da Parte.


La biblia, prefiero llamarlo como libro y el conocimiento que él envuelve, no por el contenido fehaciente para algunos, ni esotérico para otros, nos deja evidencia de que el hombre fue en sus inicios un completo estúpido. Igualmente la ciencia, en unas de las pocas cosas que tiene coincidencia con el contenido religioso, deja por igual, constancia de que el hombre fue un completo ignorante. De modo que, en la historia de la humanidad, la ignorancia estuvo primero. Siempre han existido y existirán estúpidos.


Hasta no hace poco tiempo, el ignorante se hacía consciente de ello, y aunque en algunos casos mantenía la dignidad del medio que le tocaba vivir, la estupidez se consideraba una condición deshonrosa. Había al menos una pizca de conciencia, debido a que el ignorante, algunas veces por falta de oportunidad y acceso al conocimiento, valoraba la cultura y el saber, como el atributo ideal, la herramienta perfecta para su desarrollo.


La cultura y el conocimiento eran consideradas las virtudes que adornaban el futuro, incluso los estúpidos así lo entendían, y aún en su propia estupidez, tenían respeto por aquel que sabía algo. Se admiraba y se valoraba el conocimiento en cualquier área del saber. Quien sabía leer y escribir era valorado, admirado y considerado referente para aquellos que aún no lo habían logrado y los que quizás ya habían perdido las aptitudes para lograrlo. Y así quien tenía destreza matemáticas, sabía tocar algún instrumento, en fin, cualquier destreza desarrollada por alguien, era referente e incluso para aquel que le adornaba, una ventaja frente a los demás para el amor y para conquistar las chicas a quienes también les fascinaba un hombre culto, sabio, con conocimientos o alguna destreza en el arte. Los hombres, quizás ignorante, no tan estúpidos, sabían que un mundo que se torna cada día más complejo, la capacidad de razonar que se adquiere con el conocimiento, era la única vía para prolongar el final que le sobrevendrá más tarde que temprano, pero exponencialmente ese plazo se acerca, porque la estupidez humana, se ha tornado igualmente exponencial, acortando la posibilidad de extender un poco más la hecatombe.


La historia de la literatura esta plagada de obras, consideradas distópicas, que presagian un final no muy placentero de la humanidad por su estupidez, tales como: 1984, (1948), George Orwell. El Proceso, (1925), Franz Kafka. Un Mundo Feliz, (1932), Aldous Huxley. Fahrenheit 451, (1953), Rad Bradburry. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) (Blade Runner), Phillip K. Dick, entre otras quizás no tan originales pero igual de presagiosas, e incluso autores importantes no considerados distópicos como Miguel Cervantes profetizan la proliferación de la estupidez como cultura dominante, al menos en mayoría manipulable. Sin embargo, aún con tanto que se ha escrito, e incluso valorado, la gente no capta el mensaje de los peligros que trae la estupidez generalizada.


Siempre ha habido ignorante, siempre ha existido la estupidez, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza o al menos los analfabetos sentían una valoración positiva de los "privilegiados" del conocimiento. Pero nunca la gente había presumido y sentirse orgulloso de su ignorancia, su estupidez y no haberse leído un libro en su estúpida vida, como hasta ahora. De no importarle nada que pueda oler levemente a la cultura, o que exija una inteligencia mínimamente superior la de cualquier primate, la gente promociona, se jacta y se enorgullece de ser un ignorante y un completo estúpido.


Los estúpidos de hoy, son los peores, porque en la mayoría de los casos, han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, no son analfabetos, pero no ejercen la capacidad del pensamiento ni de la razón. Cada día son más, como decía Facundo, y cada día más el mercado como dice Pepe Mujica, los cuida como posibles consumidores esclavos del consumismo. Cada día más el estado y sus gobernantes los formas como sufragantes manipulables. Los cuidan y piensan más en ellos, creando normas absurdas o distorsionando las que existen para acomodarlas a su medida. La televisión y los medios de comunicación se hacen cada vez más a su medida y compiten en ofrecer programas y contenidos pensado para gente que no lee, que no razona, que no entiende, que no piensa ni gusta de la cultura ni del conocimiento. Su contenido está pensado en la diversión aunque esto suponga ser los crímenes más horrendos o los más sucios trapos de la farándula y el chisme.


El mundo entero se está modificando a la medida  de esta nueva mayoría. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que los estúpidos puedan entenderlo y digerirlo. La estupidez es la nueva clase dominante en mayoría, aunque siempre será también la clase dominada precisamente por su estupidez y su incultura, como decía Simón Bolívar. Esta es la clase que en esta podrida sociedad impone su falta de gusto, sus morbosas y estúpidas normas.


Y así nos va a aquellos a los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos un poquito más de profundidad.


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