El libre albedrío para ser estúpido

 El libre albedrío para ser estúpido.


El primer derecho registrado otorgado al hombre se llamó el libre albedrío. Significó para el hombre la capacidad de elegir su propio destino y bajo su propio riesgo. Antes de que eso pudiera materializarse, como la sana lógica así manda y de ello se desprende la justicia objetiva, el hombre fue puesto en conocimiento de cual camino era conveniente tomar. Sin embargo el hombre, estúpido por naturaleza, por origen y por desicion, decidió complicarse la existencia y lamentablemente ha hecho un mal uso de ese derecho. No ha sabido usar el libre albedrío ni siquiera para darle sentido a su vida, ha elegido lo rápido, Lo fugaz, lo inmediato, lo sin sentido, lo vago, la estupidez. Así, el hombre habiendo sido documentado de que cosa le convenía, elige mal para luego culpar de su desgracia a los elementos exógenos y se queja. En procura de justificar su estupidez es capaz de ingeniarse los argumentos progre más absurdos acorde con sus inclinaciones y sin sentidos, llamándole derechos humanos.


Es lamentable que la estupidez del hombre esté tan generalizada, con un coeficiente intelectual que se ha degradado hasta el mínimo, producto de su incompetencia, el poco uso y desarrollo de sus funciones cerebrales hasta convertirse en una bestia igual o inferior al Bégimo (bestia mencionada en Job 40). 


Tengo la convicción, salvo excepciones que el ciclo exponencial de conocimiento y desarrollo que alcanzó la sociedad con las épocas del desarrollo del conocimiento, desde la prehistoria, edad antigua, edad media y edad moderna, llego la cima con la edad contemporánea y a partir de ahora, las evidencias muestran que vamos en franco declive hacia el exterminio causado por nosotros mismos. Las épocas del renacimiento desde el quattrocento y el cinquecento y la del humanismo desde 1500 hasta el 2000, llegaron a su punto de inflexión.


La creencia de que esto es así, es porque la estupidez se ve como elemento común en todos los estratos sociales, en una que otra mayor proporción. Está presente en los políticos y sus votantes, en los funcionarios que administran la cosa pública y los ciudadanos comunes, está en los jueces y abogados, en los empresarios y empleados, en los productores y consumidores, entre médicos y paciente, entre conductores y peatones, entre sindicalistas y sindicalizados; entre pastores sacerdotes y feligreses; y lamentablemente donde más hace daño, está entre PROFESORES Y ESTUDIANTES. Está de manera muy abundante, y ésta afirmación es con toda propiedad, entre militares y policías, sobre todo en DIGESET, entre oficiales y soldados rasos. Vemos actualmente como sociedades, como Estados Unidos y Europa, que marcaron por años,  el paso de los avances para el desarrollo humano, hoy están sumidas en el caos, discutiendo y concibiendo derechos de inclusión, distorsionando a la medida de su estupidez, hasta su propia naturaleza humana y la que le sirve de sostén de vida. 


MSe que mi verdad o parecer sobre lo expuesto no es absoluto y como todo lo humano es subjetivo, creo que la forma más objetiva de determinar si una posición se encuentra cerca de la razón, en sopesar con lo que la naturaleza determina sobre lo que se discute, quien más armonice su parecer con la naturaleza, más razón tendrá. El hombre ha llegado a una etapa de no retorno, porque es difícil encauzar una sociedad que ha perdido la capacidad para apreciar la belleza y se duda del valor que contiene. En cambio como dice Dostoyevski vivimos en tiempos de mediocridad, de falta de sentimientos, de pasión por la ignorancia, de pereza, de la incapacidad y falta de voluntad para empezar algo y el deseo de tenerlo ya hecho. Vivimos los tiempos en que el mayor pecado es la indiferencia, decía Pier Paolo Pasaolini.


La estupidez ha convertido el hombre en una masa manipulable porque se ha vuelto sensible al carisma y no a la competencia, a la imagen y no a la idea, a la afirmación y no a la prueba, a la repetición y no a la argumentación, a la sugestión y no al razonamiento, como expresa Jean F. Revel, por eso ya no hay líderes como: Ghandy, Madiba, Malcon X, Martín Luther King, Charles de Gaulle, como Peña Gómez, como Caamaño, ni como Sagrario Díaz, ni mamá tingo.


Mientras…yo seguiré aquí, como Pablo Neruda. "De la vida no quiero mucho. Quiero apenas saber que intenté todo lo que quise, tuve todo lo que pude, amé lo que valía la pena y perdí apenas lo que, nunca fue mío", sembrando mis árboles para que otros respiren si quieren respirar, también leyendo a Becquer, porque todavía puedo apreciar lo bello.


"...si alguna vez tus labios rojos

queman invisible la atmósfera abrazada,

Que el alma que hablar puede con los ojos.

También puede besar con la mirada".

 

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