La inconsistencia del caracter humano

 La inconsistencia del carácter humano.


La culpa es un elemento fundamental al momento de establecer responsabilidad en las actuaciones humanas. Cuando se establece responsabilidad sobre una persona se debe considerar el estado de libre albedrío en el que se encuentra o encontraba al momento de actuar o cometer un hecho, a fin de establecer la responsabilidad consciente o inconsciente del sujeto. Hay actos del hombre cometidos bajo un estado de necesidad que lo empuja a actuar contra su voluntad, a veces sin considerar cuestiones de principios ni de valores. Se justifican, estas actuaciones humanas, fundamentadas en la necesidad de seguir vivo o de vivir. En casos puntuales se pueden vindicar estas actuaciones, sin importar la naturaleza, apartada de toda moral o ética, como son los casos del estado de necesidad, el robo famélico o la legítima defensa. 


Más allá de las razones a las podría obligarnos una realidad o a las que nos instiga un mundo duro y difícil, lo cierto es que la falta de ética generalizada en las actuaciones humanas, empujadas por la realidad que la vida dura obliga, o porque la maldad es una condición humana, es un hecho tan común, que miramos con extrañeza o calificar de pendejo a quien aún conserva valores de lealtad constante y agradecimiento en sus tratos con sus semejantes que en el camino coinciden y que por azar establecen algún tipo de relación. Por alguna razón la biblia dice en Mateo 24:12, *"que por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará"* En  mi opinión este texto de la biblia no es una predicción, sino más bien una historia recogida de hechos comunes de una sociedad que al igual que la nuestra sucumbió, debido a su decadencia, falta de trato de gente, falta de principios y de valores.


La insidia, la maldad, la traición, la sancadilla, el mal agradecido y el engaño, son elementos tan comunes en los humanos que obligan a ser demasiado selectivo con los que uno elige, llegando al extremo, no recomendado, de quedarse completamente solo, como un ermitaño, apartado completamente del mundo y de la bulliciosa vida, en silencio total, y quizás resulte más interesante poder escuchar otros sonidos y establecer una conversación que puede ser más interesante, la de conversar con su propia conciencia o con la naturaleza, que conversar con un mundo que cada vez se torna más hostil y falso. No hay nada más peligroso que un mundo que miente.


Todo esto obliga a que uno a poca gente quiera de verdad y que de ellos, muy pocos, se tenga buen concepto. Cuanto más uno conoce el mundo más le desagrada y confirma la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o incluso de inteligencia. Me he tornado algo escéptico con los años en el trato con gentes nuevas, soy más cuidadoso, pero lo sigo intentando, he conocido algunos Hewlet Packard pero otros han sido bastante buenos y de esos aún conservo muy, muy, muy  buenos amigos.


Hay traiciones que dejan el corazón tullido, sin embargo, debemos seguir, de la manera que fuere, en el mundo y en la época que nos tocó vivir, haciendo siempre lo propio, porque la verdad es que, a pesar de las malditas gentes con las que uno se encuentra, algunos insuperables en su maldad o su mala Fé, todos nosotros siempre esperamos que algo extraordinario suceda.


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