Por quién doblan las campanas

 En sus trabajos cómo corresponsal de guerra, Ernest Hemingway escribia una de sus más fascinantes creaciones fundamentada en el conficto civil español de 1936-1939. "¿Por quién doblan las campanas?".

Aunque el título de la obra fue tomado del poema con el mismo nombre del poeta inglés John Donne (1572-1631), tanto el poema como la obra de Hemingway son propicias para recordar en el día de esta fecha que se celebra la Constitución Dominicana.

Hemingway cita en la página 182 de su novela el texto a continuación: “¿Hubo jamás un pueblo cuyos dirigentes fueran sus enemigos de una manera tan evidente?”. Debe llamar a la reflexión de todo dominicano con un mínimo de conciencia, ¿Que está pasandonos como sociedad?, hacia donde nos conducimos o nos conducen aquellos a quienes hemos "delegado" el pèrtigo para que nos conduzcan. Estás reflexiones no solo competen a las decisiones del poder político, aunque sean estás las más importantes por la potestad que se les otorga, para imponer, persuadir o dirigir las políticas que rigen en una sociedad, digámosle así, "sociedad", aunque en ella se pasen por alto muchos de los principios fundamentales que deben regirla. El deber, por ejemplo, como parte fundamental para tener acceso a los derechos. Nos han hecho entender que es lo contrario, que primero tenemos derechos y después, entonces somos sujetos de deberes.

Aplica también en sus ambitos de competencia a quienes bien o mal ganado se le haya otorgado o adquirido por algún medio, vamos a llamarle "lícito" así entre comillas, la capacidad de dirigir, de influenciar entre sus semejantes.

La sociedad dominicana se ha convertido en los últimos años en verdadero caos. Se nos olvidó meter en la ecuación algunos elementos fundamentales de la formación humana que dirigen la conciencia, la cual está influenciada como diría Nietzsche por la Cultura y en el descuido, han pasado ya algunos años. Ya estas carencias que forman la conciencia, no son sólo exclusivas de los dirigidos. Los que dirigen hoy dirigen son productos de esa cosecha de hace 20 o 30 años atrás, quizás antes, se han convertidos en los que: gobiernan, dirigen la llamada sociedad civil, son empresarios, líderes de opinión, influencer, sin los más mínimo elementos de moralidad, de cultura ni de conciencia, convirtiéndolos en oportunistas que solo miran sus intereses a corto plazo, sin pensar un solo momento que el único lugar donde no eres extranjero es aquí, y que podra irte a un mejor destino cuando nos lleve el diablo, pero quizás tus descendientes ni tu familia pueda hacerlo.

Quienes llegan al poder político, los más responsables de la degradación social, lo logran a través de la crítica y el reconocimiento de las carencias que he expuesto, pero cuando llegan hacen exactamente lo mismo que hacía a quienes suceden, por citar un único caso, el de los excesos en los préstamos externos.

Concluyo esta reflexión con esta líneas literarias, porque lo mío no es la crítica política y porque las campanas doblan por mi, hoy día que se celebra la Constitución Dominicana.

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?

¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?

¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.

Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

Opaito.

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