Muchos monos y pocos leones.

 Muchos monos y pocos leones.


En el universo de los hombres y mujeres siempre habrá excepciones. Existen, existirán y existieron mujeres y hombres excepcionales, esos que se anteponen a las circunstancias. Sin embargo, en estadística cuando en un conglomerado, prevalecen características idénticas que predominan sobre el grupo, se tiende a concluir como premisa verdadera, que es esa una condición del conjunto, aunque haya excepciones. 


Cuando se trate de seres humanos que se autodenominan racionales, la condición de individuos ha de estar siempre presente. A pesar de ello, pareciera ser cierto que la masificación de la estupidez, la idiotez, la irracionalidad del mundo moderno ha idealizado un ser humano que ha perdido precisamente eso, la individualidad, porque ya no tiene la capacidad de pensar, de razonar ni de cuestionar nada. Todo lo acepta como evidente.


En la historia humana, la bíblica o la científica, la mujer siempre ha sido la que ha provocado o producido los grandes cambios de la humanidad. Basta con retrotraerse un poco en la evolución humana e inventariar los eventos en que la mujer ha sido ella la protagonista o ha provocado los más radicales cambios en la historia humana.


Según la biblia, el hombre fue creado primero a imagen y semejanza de Dios. La mujer fue creada luego de una costilla del hombre. Probablemente haya sido así, o quizás la mujer fue primero y fue el hombre que fue creado a imagen y semejanza de la mujer. Es una realidad evidente que los hombres adoptan el comportamiento del grupo social que la mujer desea que adopte. La mujer de hoy ha creado a su imagen y semejanza el hombre débil, allantoso, irresponsable y “delicado” que ella quiere.  Ha querido disminuir el hombre y ha trazado una estrategia bien elaborada, que es tendencia en el mundo. Lo primero que ha pretendido es meter psicológicamente en su subconsciente que el hombre es igual a la mujer. No hablo de igualdad ante la ley y antes los derechos sinó igualdad biológica. El hombre se ha dejado llevar al terreno porque ha entendido que la mujer es parte de él y su rol es protegerla, y si bien es cierto que en los ciclos evolutivos naturales de las sociedades, la mujer, productos de algunas cuestiones propias de las épocas, fue menospreciada y no hay que negarlo, también negada en ciertos derechos que deben corresponderles, pero estos no deben exceder a los que les corresponden. Jamás pueden concederse a la mujer más derechos para compensar la negación que tuvo de ellos en el pasado, porque esto causa una distorsión peor que el que se pretende enmendar. Los derechos no se compensan, se enmiendan y corren a partir del momento que se reconocen. No hablo de derechos punitivos o penales. A la mujer se le ha querido compensar derechos negados en el pasado, igual que a los negros y lejos procurar una armonía entres mujeres y hombres, negros y blancos, lo que se ha construido es una radicalización de posiciónes peores que la se pretenden enmendar. La sociedad de hoy ha radicalizado la defensa de los derechos de las mujeres y de los negros. Ha creado un sistema irracional e irreflexivo que lejos se procurar armonía radicalizan las diferencias. En la República Dominicana, por ejemplo, las leyes y peor aún, quienes administran esa jurisdicción, un grupo de viejas, predispuestas, resentidas, irracionales, jamonas, han creado un auténtico ghetto, tanto del ministerio público como el poder judicial, donde solo se reconocen los derechos de las mujeres, y por eso, las estadísticas de violencia “género”, como se le llama a todo conflicto entre un hombre y una mujer, lejos de disminuir, aumentan cada año, mientras siguen y siguen recrudeciendo sanciones y reduciendo hombres a las cárceles por caprichos emocionales de mujeres, que actúan compulsivamente aprovechándose de un sistema donde se violentan los más mínimos principios del derecho procesal del hombre, como lo es derecho a la defensa.


La mujer común, con las excepciones del ser humano racional, prefiere el hombre con características femeninoides similares a las suyas, que le sirva mono, de siervo y payaso, pero cuándo las circunstancias requieren la presencia de un hombre entonces, este hombre “delicado” que la mujer ha construido para si, no tiene esas facultades. La mujer, desde Eva, es buena estratega, pero no puede pensar a largo plazo, lo suyo es la emoción, el momento aunque el diablo se lleve todo.


Finalmente, le dejo con esta fábula que explica de manera entretenida, lo que a la mujer le gusta del hombre, y solo quiere la presencia de un verdadero macho con todas las características propias de un hombre de verdad, cuando ciertas circunstancias, lo requieren. 


“Hombre y su esposa viajaron al zoológico y encontraron un mono que jugaba apasionadamente con su hembra. Su esposa le comenta <<mira que romántico>>. El hombre continuó indiferente. Luego encontraron un león y su leona separados uno del otro. El león silencioso en su esquina como si la leona no existiera.  Su esposa le comentó <<que triste escena sin amor>>. Su marido le dice entonces, -tira esa piedra hacia la leona y observa-. Cuando lanzó la piedra el león saltó rugiendo para defender la leona. El marido guardó silencio. Luego regresaron a ver los monos y su esposo le pidió que lanzará piedras a la mona. En seguida el mono saltó y abandonó a la hembra para salvar su pellejo. Es entonces cuando su marido le dijo. 


-No te dejes engañar por lo que ves como romanticismo de algunos, muchas veces es una apariencia engañosa, que sólo esconde un corazón vacío. una apariencia vaga e irresponsable. Hay otros, hombres verdaderos, que no viven allantando, que no muestran ni aparentan lo que no son, pero sus corazones están llenos de amor sincero, de amor responsable.-


Lamentablemente hoy día hay muchos monos y pocos leones, pero esos son los que las mujeres hoy día gustan, y la sociedad moderna ha construido, por ser casi semejantes a ellas.


Opaito.

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