Santiago y sus estúpidos.

 Santiago Matías y sus estúpidos.


Santiago Matías, mejor conocido como Alofoke, se burla de Comisión de la Espectáculos Públicos y Radiofónia, ante las pretensiones de ésta, de acudir a la plataforma de YouTube, para intentar detener un poco el desenfreno que se ha desatado, en los programas que se difunden por las plataformas digitales y de los cuales es el principal promotor. Alofoke sabe que eso es un intento imposible aunque lo que se procure sea legítimo en el sentido del bien y de preservar una sociedad mas o menos sana.


La verdad es que en los últimos días se ha  desbordado el tono de los contenidos que se difunden por los medios digitales, los que, ya sobrepasan la cantidad de usuarios de la radio y televisión tradicionales. Santiago sabe, que con esto solo contribuyen con su causa, la de aumentar el morbo, el lenguaje soez, y la bulgaridad que el promueve y en la que muchos de sus secuaces, "emprendedores" del negocio de la estupidez se han montado. Un grupo de oportunistas igual que él, que tuvieron al menos la inteligencia o quizás se tropezaron con la casualidad, de la materialización de la profecía de Facundo Cabral, tendencia en el mundo, pero mas acentuada en este país, la normalización de los pendejo.


Ese grupo, liderado por Alofoke, se dio cuenta y está sobreexplotando el mercado de los ignorantes y de los estúpidos, brindándoles la receta que desde el imperio romano se aplica al vulgo, lo que le gusta, circo y vulgaridad. Se dieron cuenta que en este país hace mucho tiempo que la estupidez es mayoría por mucho. Solo basta con deternse un minuto a mirar el perfil o el rendimiento de quienes ocupan cargos electivos o de designación en la administración publica del Estado. Los policos lo vieron quizas primero que ellos, vendiendole hambres y una comida un dia, Alofoke le da diversión con el mismo excremento que defecan, a travez de sus asquerosas expresiónes que cada dia vierten por sus progamas.


En una sociedad educada, con conciencia,  a la que se asocian principios de lo ético, de lo moral, ni Santiago Matias, ni ciertos políticos tuvieran exito, pero llevar una sociedad a ese nivel requiere tiempo y un trabajo en conjunto lo cual resulta difícil, cuando precisamente, quizas hasta los presidentes han sido elegidos por pendejos. Por lo pronto, el consejo sería, no hacerse eco, ignorarlos, impedir que aquellos en los que de alguna manera se tiene capacidad de influir lo haga, hasta que los riferos y sindicalistas del honorable congreso nacional les de la gana de hacer efectiva una ley moderna, que regule este grupo de coprófagos.


Opaito.

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