Sembrar

 

Sembrar

​La palabra sembrar tiene su origen en el latín. Procede del verbo latino seminare, que se traduce como "arrojar y esparcir las semillas en la tierra preparada para este fin" o "poner semillas". La evolución fonética de seminare al español sembrar es similar a la de otras palabras latinas como homine, que es a su vez hombre, y famen, que se traduce como hambre. "A falta de hombre para regar o sembrar semillas" (significa) escasez, desolación.

​Debemos saber escoger qué sembramos y qué esparcimos sobre los demás. Igualmente, quién y qué se siembra, y quién y qué se esparce sobre nosotros. Por tanto, no siembres ni esparzas para ti ni para otro un mal momento, porque aquello que sembramos crece al pasar el tiempo.
​Un mal momento es después de una hora, una mala hora. Después de doce horas será un mal día. En siete días será una mala semana y, si se deja crecer, será un mal mes. A los doce meses será un mal año. Estos años serán los vividos y entonces, al final, se tendrá una mala vida que tiempo atrás fue un mal momento.

​En fin, como al principio del texto, lo que quería explicar era el origen de la palabra sembrar. Continúo diciendo que seminare se relaciona con la raíz indoeuropea, que también dio lugar a palabras como semilla y semen.

​Así es que, si se desea una buena vida, es preciso no sembrar para nosotros ni para los demás un mal momento. Es también importante saber elegir muy bien de quién es la semilla y de dónde proviene el semen ( quizas la fuente, no solo de la vida física, sino de la calidad de vida que te toque vivir)

Opaito

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